martes, 16 de agosto de 2016

FRANK ELIOT

                                                                                                                                                                                                      A mi hijo

Jugué el juego de los que ocultan su sombra de la lluvia
corrí las cuestas con jarrones agua del pozo antiguo
lloré cuando en mi camino se cruzó una culebra venenosa
llegué a casa de prisa para buscar abrigo.
Mis cumpleaños jamás llegaron a ser el evento del año
la diversión estuvo siempre en el huerto de las naranjas
comí muchas veces el fruto añejo de las granadas
navegué en barquitos de papel por el agua de los verdes caños.
Más de una vez con los amigos de aquel lugar invisible
hicimos lo que no se hace nunca y que nos hizo felices
anoté algunos goles entre el poste y la piedra
cuando eres un niño nada puede ser imposible.
Intentarás alguna vez jugar a las escondidas?
cogerás la palidez de aquellos que comen mango verde?
jugarás dos al arco en la plazuelita todos los días?
me dirás alguna vez: papá, volaremos nuestra cometa el día viernes?
El sol brilla para mí cuando abres tus ojos por la mañana
cuando la soledad de va de paseo y nos abandona
y nos deja a merced de la felicidad y el sosiego
y te ríes de una locura que inventaste con papeles viejos.
Nada es esta vida, nada es esta hora
para este gran amor que nos tenemos.


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